10 junio, 2014
Encontrarás dragones: ¡una espectacular forma de perder dos horas de tu día!
Roberto Torres, alienado de su padre y trabajando como
periodista en Londres, empieza a investigar el caso del recién fallecido José
María Escrivá, el fundador de la Opus Dei que está a punto de ser beatificado
por Juan Pablo II en torno al año 1992, y descubre que Escrivá y su padre eran
del mismo pueblo en España y que se conocieron íntimamente de niños. Este
hallazgo lleva al periodista a recobrar el contacto con su padre, que vive en
Madrid y está al borde de la muerte, y así saber más de Escrivá de un testigo
de primera mano. Para la decepción de Roberto, su padre, Manolo, le dice en una
breve conversación por teléfono que es mejor olvidar el asunto, dejando a
Roberto sin ayuda en su investigación. Después de quitar la ilusión de tal
forma a su hijo, parece que Manolo cambia de opinión y decide grabar sus
memorias en una cinta magnética y preparar unos documentos que ayudarán a su
hijo en su trabajo. A continuación, se relata un desordenado recuerdo de la
Guerra Civil desde el punto de vista de Manolo que cuenta como él y Escrivá,
que tanto por su crianza como por sus convicciones personales emprenden dos
caminos paralelos pero duramente enfrentados, chocan a lo largo de sus vidas
desde la niñez hasta la muerte de Escrivá. La película termina con la súplica
de perdón de Manolo al ya fallecido Escrivá antes de morirse él mismo, y
también con el perdón de Roberto concedido a su padre que, en realidad, no es
su padre y es, de hecho, el asesino de su madre.

Para empezar, la película en su versión
original se grabó en inglés, cosa que inmediatamente salta a la vista del público
cuando uno percata los acentos españoles muy poco convincentes que emplean los actores
angloparlantes, que se parecen en ocasiones más a mexicanos o a eslavos en su
habla. Parece difícil creer que el director optaría por semejante cosa horrible
para el oír teniendo mejores alternativas, como la de grabar en español con actores
españoles y luego poner subtítulos en inglés o la de grabar en inglés sin los acentos
ridículos.
A los acentos irreales que
contribuyen a la ridiculez y la mala calidad en general de la obra, se puede
también añadir la pésima interpretación por parte de los actores, las escenografías
no fieles a los tiempos que pretenden representar, la turbia cronología y, por
último, la mala trama.
Desde el principio de la película se
puede observar un claro esfuerzo de crear tensión dramática a través del tono
de los protagonistas que resulta inútil y, en la gran mayoría de los casos, forzado
y fuera de lugar. Esta emoción muy evidentemente forzada se aprecia
especialmente en una de las últimas escenas, cuando Escrivá y su pandilla
cruzan la frontera de Andorra y, tras casi ser matados por un francotirador
republicano, se pierden en la extasía y se ponen a tirar bolas de nieve.
Por otra parte, las escenografías, y
las de Madrid a principios de los años 1990 en especial, son a menudo dudosas.
Cuando Robert recoge a su novia del aeropuerto de Madrid y los dos dan una
vuelta en coche por el centro de la ciudad, los coches que aparecen en el
trasfondo dan la impresión de que los sucesos están ocurriendo en una Madrid de
los años 1950 o 1960, no la de los años 1990. Es más, las escenas que trascurren
en el hospital cuando Manolo es ingresado por su grave enfermedad sobresalen
por su inoportunidad. La sala de emergencias y la sala de espera del hospital
salen un en azulejo blanco resplandeciente, impecables y visiblemente estériles,
con muebles, puertas y aparatos futurísticos que no se ven ni hoy en día en los
hospitales de España. Si se supone que esta escena, también, tendría que tener lugar
en los años 1990, la representación falla por razones evidentes.
En lo que atañe a la forma de presentar
los hechos e introducir los sucesos, la película es, asimismo, deficiente. Los episodios
críticos a la historia sufren de una falta de información previa para
entenderlas y de unos saltos en el tiempo y espacio que, o no se explican bien,
o simplemente no se explican. El recuerdo de Manolo contada por él mismo es un
gran ejemplo de esta falta de cohesión entre los eventos que se reproducen. En
una escena, aparece con un grupo de militantes de la banda republicana en un
campamento de ubicación incierta y, en la siguiente, está con un francotirador
republicano a punto de pegarle un tiro al padre Escrivá que está escapando de
España por la frontera de Andorra. No se explica dónde estaba en la primera escena
ni cuándo y, por supuesto, se prescinde de la identidad del francotirador y de
la forma por la cual llegaron él y Manolo a los Pirineos en tan poco tiempo.
Por último, quizá el mayor elemento
de disonancia de la película, al que todos los anteriormente expuestos se
subordinan, sea su trama cursi e irreal que viene de un guión de baja calidad cinematográfica.
Partiendo del personaje del hijo, Roberto, que es producto de una relación
amorosa que aparece de repente en la trama y no se desarrolla nada entre un
líder de la CNT y una guerrillera húngara, se puede apreciar el poco cuidado
con el que se elaboró el argumento. La idea del desarrollo individual contrastado
y paralelo de Manolo y Escrivá es interesante, pero el personaje de Manolo
resulta difícil de creer, siendo él espía franquista ocultado entre las filas
del bando republicano con una vendetta con los comunistas por la muerte de su
padre.
Encontrarás dragones es, en
fin, una película ambiciosa que intenta hacer muchas cosas. Entre ellas,
intenta enredar la compleja historia de la Guerra Civil española y del personaje
real que Escrivá con la de unos protagonistas no reales, incorporar historias amorosas
donde no corresponden y llegar a una moraleja que destaca el valor del perdón,
pero fracasa debido al tacto, o más bien falta de tacto, del director y de los actores.
Posted by Unknown a las 12:06 p. m. // // //
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