20 mayo, 2013
TAMBIÉN LA LLUVIA
La meta-cine,
la cinematografía brillante y más de 500 años de explotación de las
sudamericanos por los europeos convergen en También
la lluvia, la película brillante de Icíar Bollaín. La película – una parte drama social, otra
parte cine dentro del cine – relata los intentos de dos españoles, Costa (Luis
Tosar) y Sebastián (Gael García Bernal), de producir una película, en
Cochabamba, Bolivia, sobre la llegada de Cristóbal Colón en América en el siglo
XV. Mientras su estancia en Cochabamba,
los directores ambiciosos se enfadan al aprender que algunos de sus actores bolivianos, contratados a
muy bajo precio, se han juntado al movimiento local contra la privatización del
agua potable por una compañía internacional y así amenazan la terminación
exitosa de la película.
Bollaín
crea un paralelismo de la máxima profundidad entre el maltrato de los
americanos por Colón hace más de 500 años y el deseo de Costa y Sebastián de no
hacer caso de la gravedad de la lucha local por el agua y de aprovechar de los
“extras” en su película moderna. De
forma muy conmovedora, él yuxtapone estas injusticias pasadas y presentes: empieza
su película presentando la explotación de la población indígena de América por
los buscadores de oro como un relato histórico, algo que solo aparece en la
película. Paulatinamente sugiere, sin
embargo, tras el comportamiento de los directores españoles y los intentos,
también por extranjeros, de privatizar el recurso más esencial de la vida
humana, que la persecución sigue existiendo en la actualidad.
Bollaín
incorpora una cinematografía impresionante en su película, utilizándola para
contar un maltrato intenso, a la vez histórico y actual. Él usa lo visual para relatar la persecución de
la población indígena por Colón y sus compañeros durante las escenas en las
cuales la gente indígena está perseguida; el ejemplo palmario es la escena
durante la cual estas personas están quemadas vivas, atadas por las manos a una
cruces de madera colgadas en el paisaje. Bollaín además comunica la pasión de la
población actual de Cochabamba tras todas las escenas dramáticas durante las
cuales la genta lucha – en unos disturbios violentes por las calles de la
ciudad – para protestar la privatización de su agua, un recurso tan codiciado
que el oro durante la época de Colón y en la película producida por Costa y
Sebastián. Junto con una cinematografía impresionante que relata a la
perfección la realidad brutal de la persecución pasada y presente en esta
región del mundo, También la lluvia tiene
un argumento absorbente y curioso y se destaca en un mundo de películas
modernas superfluas y poco originales.
Posted by Unknown a las 5:40 p. m. // // //
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