31 mayo, 2013
Amores perros: lo feo, lo malo, lo bueno
Amores perros, dirigido por
director mexicano Alejandro González Iñárritu, sigue tres historias de tres
parejas—no necesariamente románticas—que convergen en un momento, irónicamente,
al principio de la largometraje. Entre las tres historias se ve la de Octavio y
Susana que se trata de un amor guloso, la de Daniel y Valeria que se trata de
un amor lujuriosa pero irreal y la del Chivo y Maru que se trata de un amor
avaricioso y envidioso. Pese al título, al final, González presenta un imagen
no del amor agradable ni deseado sino que ilumina el lado oscuro de un amor que
duele y hierve la sangre.
Aunque la película empieza con
mucha acción, de ahí, es decir el principio, la película empieza a perder
fuerza debido al argumento desconcentrado. A pesar de que todas las tramas capturan
la atención, falta la continuidad que teje una largometraje entera y completa.
Las tres historias están separadas y solamente se están unidas por la escena
inicial en la que todas las tramas concurren. González quiere que esta técnica
sea algo distinto y revelador sin embargo no consigue de ser nada excepto
confuso y distractor. No se ve la película ni los cuentos separados en orden
cronológico, con lo cual se confunden muchísimo en qué momento está el
argumento y qué importancia tiene cualquier escena. No se puede saberlo al
principio, por supuesto, en una película, sin embargo González se aleja tanto
del tiempo cronológico, un ingrediente crucial
para el entendimiento de un espectador, que rende prácticamente imposible
seguir una historia ni menos las
tres.
Si bien el problema más gordo de
la dirección de González es la elección de estrenar la trama en un orden confuso,
y al final, saturado, las culminaciones de cada argumento individual tampoco
ayudan impresionar la audiencia. Mientras casi no se puede orientarse a lo
largo de la película, cada historia termina en una situación de suspensa. Se
intenta identificarse con los personajes sin embargo resulta casi imposible con
estas terminaciones que se dejan con preguntas y frustración. ¿Qué pasa con
Valeria y Daniel: siguen siendo juntos o la amputación afecta la relación (que
ya estaba agitada) demasiado? ¿Qué le pasa a Octavio: se va o no se va para
empezar otra vida? Pese a ser situaciones de suspensa, son más fallos del guión
que enfatizan los problemas que ya existen en la manera de presentación.
Incluso siendo tan horrible como
es el estilo de exponer el argumento entero, crédito se debe dar donde lo está
merecido, con lo cual sería la actuación cumplida por un elenco todo estelar.
En particular, los personajes que actúan Gael García Bernal (como Octavio) y
Emilio Echevarría (como el Chivo) salen súper geniales y rompen corazones
verdaderos. García Bernal, a quien estrella por la primera vez en este mismo
filme, choca y teme la audiencia con su representación de Octavio. Se observa
Octavio como un personaje problemático, atascado en un triángulo amoroso entre
su cuñada y su hermano temperamental y violente. Octavio enfrenta el problema
de un amor imposible, posiblemente el tipo de amor más conocido y más doloroso
por los demás. Es la última escena en la que Octavio está esperando Vanesa que
se ve García Bernal en su estado más vulnerable: calvo, lastimado y herido de
la cabeza a los pies. El dolor interno es visceral y casi tocable del asiento
en el teatro. Mientras García Bernal ejemplifica la buena actuación de una
estrella incipiente, Emilio Echevarría presenta la imagen de un actor veterano
que puede evocar la pena más profunda a la vez de hacer sentirse odio y asco.
El Chivo es el personaje más complejo entre todos los otros debido a su
relación separada pero deseada con su hija, a la que abandonó cuando era niña.
Echevarría actúa el Chivo con intensidad pero también le da humanidad. El Chivo
es él que está más parecido a uno de los perros titulados según su apariencia
física y sus tendencias, es decir su propio trabajo como sicario, pero pese a
todo y al mismo tiempo, es él que es el más humano en sus emociones. Solo un
actor experimentado y de calidad experta podría elucidar esta cantidad de
emoción. Lo magnifico es, aun siendo un asesino, se relaciona con el Chivo
gracias a Echevarría, quien estropea unas normas y sobre todo, se permite
perdonar algunos de los pecados de la organización cronológica ya mencionados.
En fin, mientras González falla presentar una película concentrada con
fluidez, la actuación supera expectaciones y da valor a la obra entera. Los
problemas de la organización y las culminaciones de las tramas individuales desinflan
el impacto que la película podría tenido, solo evidente por el comportamiento
de unos actores magníficos. Se espera una mejora de González en sus películas
que vendrá porque él no puede depender del elenco para siempre.
Posted by Unknown a las 12:14 a. m. // // //
1 Comment:
-
- Anónimo said...
2:55 p. m.hijo de puta, amores perros es una de las mejores peliculas, aguante vegetta7798 y muerete hijo de perra
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